A
causa de la escasez del agua, el Sahara es casi privado de flora. De la
vegetación mediterránea que cubría las montañas del Sahara antes de que
se convierta en un desierto, quedan sólo una adelfa y un ciprés del
tassili, cerca del gueltas.
Las plantas son adaptadas al medioambiente para
reducir la evaporación y aumentar la absorción de agua: hojas muy
pequeñas, raíces muy largas capaces de zambullirse en los lechos más
húmedos del suelo (acacias, tamarisco), acumulación de agua en los
tejidos y las hojas recubiertas con cera (suculentos), perder sus raíces
y dejarse transportar para absorber la humedad de la atmósfera (rosas
de Jericó), chupar la linfa de las raíces de otras ( Cystanche), perder
sus hojas en caso de aridez y dejarlas crecer en temporada húmeda
(zilla), convertir sus hojas en hojas incomibles (manzano de Sodoma), …
Podemos encontrar algunos arbustos aislados
(tamariscos, acacias) en la cama de los ríos. Los aguaceros raros pueden
arrastrar el retoño (crecimiento) de un prado (pradera) flaco y
temporal, el acheb, buscado (investigado) por los nómadas.
La palmera datilera, introducida por los
árabes, es indispensable para la existencia del hombre en los oasises:
los dátiles son un alimento muy energético, los troncos sirven para la
fabricación de las vigas, el follaje sirve para la fabricación de las
cestas, las cuerdas, las esteras (trenzas) y la cubierta para las
cabañas,… protege del sol, los árboles frutales que, a su torre
(vuelta), protegen los cultivos de hortalizas.
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